El lado ¿machista? de las mujeres.

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Hace un tiempo Inma, de BeautyVictim, viene organizando ciertos eventos (concursos, sorteos,…) relacionados con el lado masculino de las mujeres. Es innegable que de un tiempo a esta parte en moda se viene dando una tendencia a lo “andrógino”, que no es unánime, pero que ahí está: cuerpos sin demasiadas curvas ni voluptuosidad que se visten con prendas y complementos típicamente masculinos. Creo que la tendencia es a hacer la moda algo más “uniforme”, en el sentido de que, ante una prenda no podamos atribuirle claramente un género. Esto no se ve sólo dentro de las pasarelas: fuera, en la moda de consumo, también empieza a apreciarse esa tendencia. Hace un par de semanas me hice con una camiseta bastante chula en la sección masculina de Blanco. Me guardo mi opinión sobre estas tendencias, porque no es de lo que quiero hablar…

Lo que me interesa tratar aquí es la masculinización de la mujer, y no en el mundo de la moda. Es algo sobre lo que he leído gracias a mis estudios y que me parece muy interesante, ya que para mí fue todo un descubrimiento. Puede que digáis que no soy muy avispada si no me he dado cuenta de este hecho por mí misma. Y os tendré que decir que sí, que muy avispada no soy a veces… :P

Pero, ¿a qué te refieres, Bettie, hermosa?

Pues, en concreto, y para decirlo llanamente, al precio que las mujeres han tenido que pagar –y seguimos pagando- por la igualdad. ¿Qué ha significado la igualdad para las mujeres? Cambiar, rechazar muchas cosas, para convertirnos virtualmente en hombres. En esta apuesta por la igualdad no se tuvo en cuenta para nada lo que las mujeres habían sido y venían siendo hasta ese momento. Por ejemplo, cuando se elaboró un programa de estudios unisex, las niñas pasaron a estudiar lo mismo que los niños, perdiéndose por completo los saberes que ellas estudiaban: bueno, vale, que las niñas estudien matemáticas, pero eso de que los niños aprendan a coser, cocinar, y demás…¿a quién se le pasó por la cabeza? ¡¡Menuda tontería!! ¿De qué le servía a un niño aquello? De esta manera se favoreció una “igualdad pero no”, porque sí, las mujeres accedieron a los estudios, pudieron ir a la universidad, etcétera, pero a la hora de la verdad, las pobres tenían que cargar con su trabajo, y con las tareas del hogar, sin ayuda, porque había hombres apañadísimos: lo mismo te freían una camisa, que te planchaban un huevo. Las mujeres habían aprendido que también tenían sitio en los hospitales, los juzgados, las empresas, … Pero a los hombres nadie les había enseñado que ellos tenían sitio en la casa y responsabilidades ante el cuidado de los hijos, por ejemplo. Y esto, aún hoy en día, se arrastra. Son mayoría los casos en los que, si alguien tiene que renunciar a trabajar para sacar adelante la casa y a los niños, la que renuncia es la mujer. Y cuidado si algún hombre decide dejar su trabajo para ocuparse de su casa y sus hijos, porque se le van a venir encima acusaciones y mofas de todo tipo.

Y para muchas mujeres ha calado esta visión de la igualdad. La igualdad entre sexos tiene que ser una igualdad inexistente, porque si las mujeres se convierten en hombres, no hay igualdad, sino identidad: todos seremos lo mismo. No sé si lo he contado alguna vez, pero hace algún tiempo casi me crucifican por decir que quería ser madre en un futuro no demasiado lejano.  La contestación de una de las chicas con las que hablaba fue:

“¿Lo estás diciendo en serio?”

¿Cómo? ¿Qué tiene de raro querer ser madre? Pues se ve que sí, que querer ser madre no es algo normal hoy en día. Sus razones eran que los hijos esclavizan a la madre, le impiden realizarse, son un obstáculo para tener éxito laboral, y que la maternidad perpetúa el papel de sumisión de la mujer. Menos mal que no todas pensamos así, porque si no eso de la superpoblación se iba a solucionar, pero rápido.

Todo esto no tiene desperdicio porque…

-Da por hecho que los hijos son asunto de la mujer.

-Considera que la mujer ha de renunciar a la maternidad para ser igual que el hombre en otros aspectos.

Lo malo de todo esto es que en parte, mis interlocutoras tenían razón: hoy, ser madre, es un problema para la mujer. Implica, como poco, enfrentarse a muchas dificultades y atender a un modelo de maternidad guiado por los horarios de la empresa. En el peor de los casos, puede suponer el tener que dejar el trabajo, por no tener facilidades para la conciliación.

A lo que quiero ir es a que si para tener las mismas oportunidades que los hombres tenemos que convertirnos en “otro hombre” no estamos yendo por buen camino. Parece ser que realizarse como persona y como hombre no es algo conflictivo, pero desarrollarse como persona y como mujer sí puede llegar a serlo. Eso es lo que tendría que evitarse. Me parece que tendríamos que ser conscientes de que una igualdad de oportunidades que implica abandonar ciertas características de la mujer, ciertas maneras de ver el mundo o hacer las cosas no está del todo bien planteada. Y me parece que lo que se ha conseguido, principalmente, es sembrar en la mujer la semilla de un machismo sutil, que puede ir en muchos casos, disfrazado de feminismo. Desde luego, una mujer puede decidir no emparejarse, no tener hijos, etc. pero no debería compadecerse a una mujer que decide sí hacerlo. Creo que no hay que valorar mejor el modelo tradicionalmente masculino de vivir la vida.

¿Qué opináis vosotras de este tema? ¿Creéis que se está masculinizando a la mujer?