Que sí, niñas, que lo sé. Que voy por rachas. Que cuando me da por los post sobre el peso, no se me saca de ahí, y cuando me da por otra cosa, pues lo mismo.
Últimamente me ha dado por el tema del feminismo – puede que porque estoy cursando una asignatura sobre el tema en la facultad y surgen muchos temas interesantes – y ya sabéis…
Hoy quería traeros una reflexión sobre cómo somos los hombres y las mujeres. Ya sabéis esas cosas que se dicen como que los hombres mienten más, pero las mujeres mejor, que los hombres son más infieles, que entre ellos, los hombres son más nobles y leales, y que las mujeres, por el contrario, somos unas harpías las unas con las otras.
¿Somos realmente las mujeres unas brujas?
Eso último es en lo que quiero centrarme, y sobre lo que agradecería que me comentaseis. En una serie, “The L Word” hay una escena en la que una de las protagonistas de la serie cuenta una anécdota sobre langostas, que nunca más he vuelto a oír, y que supongo que no tiene nada de cierto, pero sirve como ejemplo ilustrativo. Allá va:
¿Sabéis por qué hay que tapar la olla cuando se cocinan langostas macho y no es necesario cuando se cocinan langostas hembra? Porque las langostas macho se suben unas a la espalda de las otras para intentar salir, por eso hay que tapar la olla, porque si no, acaban saliendo. Sin embargo, las langostas hembra atacan a cualquier langosta que intente salir fuera de la olla.
En algunos de los comentarios me habéis dejado caer ideas como esta, que las mujeres somos más harpías, que nos criticamos más…Pero, ¿es eso realmente cierto? ¿Hasta donde llega la realidad y dónde empieza el prejuicio? Yo creo que las mujeres no somos ni más ni menos leales que los hombres. ¿Creéis que los hombres no se critican? ¿Que no compiten? ¡Claro que sí! Entre las mujeres habrá unas que sean más leales, otras que sean más cotillas, otras que sean más pasotas… ¡como entre los hombres!
Está claro que entre mujeres hay rivalidades, igual que las hay entre hombres y también entre hombres y mujeres. Hay rivalidades entre personas, creo yo. La caricatura de dos mujeres estirándose de los pelos porque llevan el mismo vestido… no sé, lo veo así, más bien caricaturesco. Desde luego que son cosas que pueden molestar o no, dependiendo del carácter de la persona – y del dinero que haya invertido en el modelito, jaja – pero también he visto a dos amigos “enfurruñarse” porque uno se ha comprado el mismo coche que el otro. ¡Relax, amigos y amigas! Que tanto los coches como los trapitos los fabrican en grandes cantidades y para el gran público…¡estas cosas pasan! Esto me hace recordar que en mi adolescencia, mis amigas y yo muchas veces quedábamos de acuerdo para vestirnos de forma parecida, o nos comprábamos ropa igual pero en distintos colores. Era algo que nos hacía gracia, lejos de enfadarnos.
No soy muy fan de los “esencialismos”, de las mujeres somos X y los hombres son Y. No me creo esos mensajes. Y creo que es especialmente grave cuando las mujeres nos acabamos creyendo los prejuicios machistas sobre nosotras mismas. No existen recetas o descripciones generales de comportamiento que valgan para todas las mujeres, ni para todos los hombres. No todas las mujeres somos sensibles, no todas las mujeres queremos ser madres, no todas las mujeres somos unas harpías. Al final, parece que una mujer no puede hacer nada “menos virtuoso” sin sentirse mal por ello…¡Jolines! Que cuando hablo con una amiga y le intento aconsejar algo, o dar mi opinión sobre algo, me siento ya harpía hasta sin querer.
Bueno, es un post un poco caótico, pero en fin… ¿Qué pensáis vosotras de este tema?
¡Un beso!
Si acabas de llegar, no te pierdas los comentarios, que son muy interesantes. Añado a la entrada el comentario de Aletheia al respecto de este tema:
"Sí es cierto. Yo también hice en su momento cierta optativa de feminismo xD La cuestión es que sí, es cierto, pero no es un prejuicio machista, sino una consecuencia de la "educación de las mujeres" (en un sentido muy amplio, no sólo educación institucional). Como estarás estudiando, el feminismo ha lidiado rica e intensamente con la cuestión de la educación, desde un Condorcet a una Pardo Bazán y una más actual Millet, nunca deja de estar presente. Dentro de esta crítica a la "educación estupidizante" se incluye esta crítica a la común lucha entre las mujeres, que llega a ser bastante "encarnizada". De lo anterior se desprende también que es una cuestión educacional, por lo tanto no es posible una generalización absoluta. No sé cuál será el caso de las langostas, pero esto sí es cierto:
"Teniendo en cuenta, además, el descrédito sutil pero constante que suponen cotidianamente para la mujer (...) no cabe extrañarse de que desarrolle ciertos rasgos de grupo característicos de los individuos que, en virtud de su posición minoritaria, llevan una vida marginada en la sociedad. Un ingenioso experimento realizado por Philip Goldberg (1) corrobora que las mujeres se desprecian tanto a sí mismas como unas a otras. En la sencilla prueba ideada por el citado investigador se pedía a un grupo de estudiantes femeninas que valorasen una disertación, firmada, alternativamente, por un tal Juan McKay y una tal Juana McKay. Las estudiantes opinaron, en su mayoría, que Juan era un extraordinario pensador; mientras que Juana tenía una inteligencia muy mediocre. Y, sin embargo, los ensayos atribuidos a ambos personajes eran idénticos; la reacción de las alumnas dependió, pues, del sexo de su supuesto autor.", es un fragmento de "Política Sexual" de Millet. En este texto en particular se achaca la situación a la situación "minoritaria" de la mujer como grupo social, yo la verdad no soy socióloga pero así, a priori y desvergonzadamente creo que hay que tener cuidado a la hora de comparar a los grupos marginales con el colectivo femenino, pero bueno tal y como dice Millet no hay demasiados estudios al respecto, te aconsejo pasar por Salzman, es muy interesante en este tema.
En fin, no te sientas como una arpía mujer, estas cosas son casi que condicionamientos xD (sí, sí, está mal a posta, pero creo que se entiende lo que quiero decir xD) Quiero decir que son partes constitutivas "a-voluntarias", lo cual no excusa su crítica pero por más que lo estudies, lo halles e intentes romperlo, el lento proceso de auto-destrucción que supone estudiar estos temas tiene determinados límites. Considero elemental tenerlo en mente, si no, la auto-destrucción será poco nietzscheana, o sea, un suicidio sin frutos.
Saludos
(1) Philip Goldberg, "Are women prejudiced against women?", Transaction, abril de 1968. "